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Así que los criminales son a veces, muchos son perdonables a los ojos de los Cielos y a los ojos del Maestro. El Maestro siempre los perdona y los comprende y puede ayudarlos. Pero si un discípulo ya sabe distinguir el bien del mal, ha sido nutrido, enseñado, protegido y cuidado como los propios hijos del Maestro, y aun así va en contra del Maestro de una manera tan horrible, eso hace al Maestro indefenso.