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“Ahora hemos abandonado esa vida verdadera y tomamos una vida, que no es la voluntad de Dios: tomamos a un animal sin que esté dispuesto, y tomamos su vida. No pedimos su consentimiento. Quiere vivir, pero nos lo comemos. No es un estilo de vida. Las grandes desgracias, las grandes enfermedades, neurastenia (fatiga mental y física acompañada por depresión), el consumo que viene de este mundo, es debido parcialmente al exterminio de mamíferos y la tala de bosques. Todas las enfermedades son debido a la situación innatural, que permitimos en el mundo. Nos permitimos a nosotros mismos lo que no deberíamos permitir, porque no tenemos un sentimiento sagrado. Nos permitimos cortar un árbol, una planta- así no más – porque queremos. Hay plantas que han vivido por 100, 150, 200 años y en Estados Unidos hay plantas que han vivido 1500 a 2000 años. Y los americanos las cortamos. Pero por esta arbitraria deforestación, o la arbitraria exterminación de mamíferos, no hay otro país en el mundo con tanta neurastenia y tantas enfermedades nerviosas, como Estados Unidos. Pueden decir que esto es una mera coincidencia. La ley es la misma en todos lados. ¡No podemos hacer lo que queremos! Debemos hacer lo que se ajuste a las leyes de la naturaleza viviente. El hombre está situado en medio de dos sistemas - el mental y el sistema nervioso simpático, y cuando parte de este mundo, estos dos sistemas continúan funcionando en el otro mundo. Podrían decir, ‘Luego de la muerte el cuerpo se derrite, se pudre y desaparece.’ No, hay algo que no desaparece del cuerpo incluso después de la muerte del hombre. Por el contrario, luego que muere es precisamente cuando siente aún más que está conectado con miles y millones más de criaturas. Siempre deben mantenerse abiertos, iluminados y despejado el Ojo, que Dios ha puesto en sus almas, para que puedan bañarse en Su luz y calor. Los egipcios espiritualizaban a los animales y decían que había algo Divino en ellos. Ellos creían que una deidad está en el cuerpo de cada animal, y así ellos respetaban y veneraban a todos los animales. Así es como veían a Apis - como un animal sagrado. Nadie podía matar un animal ahí. Eran muy honrados. En Isaías, Capítulo 66, se dice que cuando alguien mata a un buey es lo mismo que matar a un hombre. El Profeta Isaías, quien vivió hace más de 3000 años, tenía una moral más elevada que las personas hoy en día. Hace 2000 años, Cristo dijo, ‘Debes amar a tu prójimo como a ti mismo.’ Hay algo que hace falta en esta línea, no está completa. Por eso agrego, ‘Deberías amar a todas las criaturas vivientes, desde la más pequeña hasta la más grande, como a ti mismo.’”
