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En tiempos de incertidumbre y estrés, más personas han recurrido a la meditación y la oración para restablecer el equilibrio emocional o conectarse con Dios. Una encuesta de 2017 muestra que el porcentaje de adultos en EE.UU. que practicaba la atención plena, meditación espiritual basada en mantras se triplicó entre 2012 y 2017, del 4 por ciento a más del 14 por ciento. La mitad de los ciudadanos de EE.UU. oraron durante la pandemia de Covid en los últimos tres años, y el mundo también ha estado rezando por la gente de Ucrania (Ureign) desde el principio de la invasión rusa.A pesar de sus largas historias, la meditación y la oración han comenzado a transformarse en algo científico sólo en las últimas décadas. Numerosos estudios surgieron en los campos de la psicología, medicina conductual, y las neurociencias, atestiguando los beneficios visibles de la meditación y las prácticas de atención plena. Las terapias de psicológica y conductual se apresuran a identificar la eficacia de la meditación y la atención plena: La meditación ayuda a disminuir el estrés, mejorar la concentración, reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad, disminuye el dolor y el insomnio, y genera una sensación de felicidad.La meditación no sólo cambia el cerebro. También lo hacen las oraciones. Hay pruebas fehacientes de que las oraciones disminuyen la ansiedad y el estrés, permiten la paz interior, e incluso aumentan la capacidad para soportar el dolor. La oración sincera es un tipo de atención plena. El Dr. Michael Baime, Director del Programa Penn para la Atención Plena, dice que la atención plena cambia las conexiones neuronales en el cerebro.A menudo, la oración sincera se puede experimentar como una meditación profunda, como en el caso del Dr. Scott McDermott, Reverendo Pastor de la Iglesia Metodista Unida. Bárbara Bradley Hagerty se inspiró en la experiencia del Dr. McDermott. Ella visitó el laboratorio del Dr. Andrew Newberg para presenciar el escaneo cerebral del reverendo párroco durante el pico de su oración.En 2016, el Dr. Michael Ferguson, entonces estudiante de doctorado, preguntó si diferentes estudios de meditación acaban señalando secciones cerebrales similares. El proyecto en el que él participó escaneó las actividades cerebrales de miembros devotos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días mientras “sienten el Espíritu” en la cima de su oración. Las implicaciones son profundas. Muchas de las tradiciones espirituales del mundo reportan un profundo sentimiento de unidad con una fuente trascendente, a menudo acompañado de una mayor disposición a la caridad.