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Todos ustedes, los líderes del mundo, que no hicieron nada para proteger a esos niños abusados, asesinados, violados durante su mandato, irán al infierno también, y podría ser para siempre, porque no cumplieron con su deber. […] Incluso si dicen que el sistema católico o el Vaticano son sus propios soberanos para sí mismos, pero los niños que son abusados, torturados, violados y matados, asesinados a sangre fría, ¡ellos son sus hijos! ¡Ellos son sus ciudadanos! ¡Tienen el deber de protegerlos! No hay excusa. Condeno a todos […] a los que no llevaron a todos esos criminales a la justicia. […] Incluso se niegan a reconocerlo cuando la evidencia está en todas partes. No son dignos de su salario. ¿Saben eso? […] Los niños no pertenecen al Vaticano. […] Los niños pertenecen a su país. Y ustedes, sus líderes, se supone que deben protegerlos, defenderlos, asegurarse de que están a salvo, ahora y en el futuro. ¡¡¡De lo contrario, deberían dimitir!!!! Sus padres no tienen ningún lugar donde ir a ventilar sus agravios y quejas, porque ustedes apartan su cabeza de su pena, de su sufrimiento, de su dolor, como los padres. Supongan que son los padres, supongan que sus hijos son abusados sexualmente, violados por estos llamados “santos sacerdotes”, ¿¿no hacen nada?? ¿¿Por qué están todos callados?? ¿Para proteger a quién? Para protegerse a sí mismos sus posiciones, o qué? ¿Para qué están ahí, sentados en la cima de todo el país, con todo el privilegio y poder? […] Esos no son sacerdotes. Solo llevan su vestidura, pero no tienen nada que parezca a un sacerdote, ni siquiera exteriormente. […] Tienen el derecho de tratarles como a cualquier otro ciudadano, cualquier criminal. De hecho, son peores que cualquier criminal normal, porque conocen el bien, pero hicieron el mal. Ellos abusaron de su poder para abusar de los niños y les quitaron su infancia, su dignidad, y también su vida entera. […] Tiene que hacer algo para enseñarles a todos esos falsos sacerdotes, para que no dañen de nuevo a los niños ‒ al menos!! No solo ignorarlo, no aceptarlo, hacer nada, porque es fácil solo huir de la responsabilidad y ser un cobarde. El cobarde es usted. La historia le juzgará a usted si usted no los juzga a ellos. Dios le juzgará. […] Puede que incluso no tenga suficiente tiempo o energía para arrepentirse cuando se esté quemando en el fuego del infierno. […] ¡¡¡Así que, despierten!!! Tomen su deber con responsabilidad y con seriedad. Vean la conferencia completa "Cuando se pierde la honestidad: Señales de la última hora del hadiz" Descarga gratuita en SupremeMasterTV.com